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Imagen de dos sepias mirándose en el mar

¿Crees que es posible cambiar tu aspecto dependiendo de lo que estás sintiendo? Hay un animal que se lo conoce como «El maestro del disfraz». Jim estaba determinando a encontrar su comida favorita, salió a nadar con mucha emoción de lo que podría encontrar. Intentó bucear entre unas rocas que había en el fondo del arrecife hasta que un cangrejo que andaba por aquí intentó picar uno de sus tentáculos, enseguida su piel se tornó más obscura y ahuyentó al cangrejo.

Al ser una sepia Jim contaba con más de 10 millones de células en su piel que le daban colores distintos dependiendo de sus emociones, a veces se avergonzaba de ello, ya que era muy fácil para los demás descubrir cuando estaba nervioso. De repente alguien llamó su atención, una sepia hembra se encontraba nadando en la misma zona que él, se emocionó mucho e intentó acercarse a hablar con ella.

Lía era el nombre de su nueva amiga, quien se portó muy dulce en querer conocerlo un poco más. Lía era un poco más pequeña que Jim y tenía tonos más claros en su piel, pero sus tonos se volvían más potentes cuando estaba feliz. Mientras conversaban y nadaban juntos, de repente algo llamó la atención de Lía. Varios machos desde lo lejos la habían visto y querían igual hablar con ella.

Involuntariamente emocionada por la atención que estaba recibiendo, se alejó de Jim y se fue a conocer a los demás machos que llegaban. Jim miraba como se iba alejando lentamente y no podía evitar pensar que había hecho mal.

Ilustración por María Sarah Gachet

Con el corazón roto Jim pensaba que tal vez había perdido la oportunidad de entablar una relación con el amor de su vida. Observaba cómo los demás machos cambiaban de color y se ponían con un tono más obscuro para deslumbrar a Lía. Pensó en hacer lo mismo así tal vez ella lo regresaría a ver. Sin embargo, no fue así ella estaba muy entretenida por los demás.

Jim siguió buscando entre las rocas su alimento favorito, al menos se iría con el estómago lleno a casa. Logró conseguir un poco y eso le levantó el ánimo mientras Lía estaba ya más lejos hablando con el resto. De repente se topó con el cangrejo que lo había espantado antes y recordó su gran habilidad para disfrazarse.

Jim hizo algo inigualable, decidió poco a poco ir transformándose al mismo color que tenía Lía. Su piel fue cambiando a un tono más claro hasta que ante los ojos de cualquiera parecía una hembra más. Lía se distrajo un momento cuándo encontró un coral que le gustaba mucho, así que Jim aprovechó el momento y pasó por en frente de los machos para distraerlos. Todos desviaron su atención y siguieron a Jim, el cual los llevó hacia una corriente cercana que los llevaría lejos de aquel lugar.

Ilustración por María Sarah Gachet

Lía regresó a ver y encontró a Jim, de repente recordó a la dulce sepia que había conocido ese día y lo invitó a que nadaran juntos un rato más. Los años fueron pasando y hasta el día de hoy Lía y Jim siguen juntos, con un romance que fue salvado por el arte del disfraz.

Déjanos saber en los comentarios de que otros animales te gustaría que hiciéramos cuentos.

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