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¿Sabes por qué los corales tienen tantos colores? ¿Quién se encarga de cuidarlos? Nuestros mares dependen de muchos animales para sobrevivir, los corales son fundamentales para el océano, ven y descubre quién los cuida.

Bruno nadaba por su zona favorita del océano, el coral arcoíris. Todos los días recorría todo el lugar observando a los que allí habitaban. Para él, se había convertido una rutina pasear por entre las algas marinas, saludar a los peces que se escondían en la arena y observar los maravillosos colores que brotaban de varios lados. Algunas veces los animales se espantaban un poco cuando pasaba cerca, su gran aleta de tiburón los molestaba un poco.

Bruno era un tiburón punta blanca de arrecife. No estaba tan acostumbrado a madrugar, ya que sus horas más activas eran en la tarde y noche. Mientras varios de sus vecinos se despertaban con el primer rayo del sol a hacer sus actividades, él permanecía dormido. Su hogar era una pequeña cueva junto al arrecife de coral, dónde recargaba energías para su actividad nocturna.

National Geographic

Mientras daba su paseo nocturno buscando qué comer, de repente escuchó un ruido extraño, parecía una bocina que sonaba estruendosamente. Se asustó mucho, pero su curiosidad era mucho mayor, así que nadó hacia donde provenía el ruido. Se topó con un barco gigante de metal, no era nada parecido a los pequeños de madera que había visto antes.

Bruno se acercó sigilosamente al barco, cuando de repente sintió que alguien le jalaba de la aleta. Comenzó a dolerle mucho y se dio cuenta de que se había quedado atrapado en la red de pesca. Intentó con todas sus fuerzas zafarse, pero no lo consiguió. Dentro del barco lo colocaron en un tanque de agua dónde descubrió que no era el único en ser capturado.

Pasaron meses y todavía no sabía a donde lo llevaban, pero algo era claro, estaba lejos de su hogar. Para su suerte el barco se chocó con una piedra y un agujero se hizo en la parte de abajo, nadó con todas sus fuerzas y logró escapar. Se demoró otro par de meses hasta poder llegar al arrecife arcoíris y cuando finalmente llegó todo estaba destruido.

Créditos ilustración: Freepik y María Sarah Gachet

Bruno observó mientras lloraba a su hogar completamente destruido y deshabitado, no lograba comprender qué había sucedido. Al día siguiente, mientras intentaba buscar a sus vecinos, se encontró con uno de los cangrejos que yacía muy débil debajo de una roca.

Bruno: ¿Qué sucedió aquí querido amigo?

Eddie el cangrejo: ¿De verdad eres tu Bruno?

Bruno: Sí, soy yo, lamento haberme ido, pero me capturaron los pescadores.

Eddie: Me preguntaste qué pasó aquí y esa es la respuesta, tú te fuiste. Cuando te fuiste, el balance de nuestro hogar dejó de existir.

Bruno: ¿Qué? ¡No puede ser! Solo porque yo me haya ido, no se pudo haber dañado todo.

Eddie: Así funciona nuestro coral Bruno, necesitamos depredadores como tú que ayuden a mantener el balance. Los peces jardineros que limpian el coral de parásitos y posibles enfermedades necesitan que tú consumas a los peces más grandes que los cazan y así sucesivamente.

La conversación con Eddie había dejado a Bruno muy triste, nunca pensó que él fuera tan importante para mantener la salud del arrecife. Sabía lo que tenía que hacer. Recorrió varios kilómetros juntando a todos sus anteriores vecinos, los convenció de regresar a su hogar. Les tardó un largo tiempo, pero juntos fueron reconstruyendo todo y poco a poco el coral arcoíris comenzó a llenarse de color nuevamente hasta ser el hogar que tanto amaban.

Créditos ilustración: Freepik y María Sarah Gachet

Déjanos saber en los comentarios que te ha parecido, esta pequeña historia sobre nuestro querido amigo Bruno, el tiburón de punta blanca de arrecife.

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